jueves, 6 de diciembre de 2007

El cantautor Patricio Liberona en la inauguración del nuevo BiblioMetro


Stephano Vitale

Las cosas tienen una inteligencia que las ordena y las vincula. Como ustedes ya sabrán, Malicia Blues ha creado el blog del mítico y talentoso cantautor Patricio Liberona. A raíz de esta nueva publicación recibió un mail de Cynthia Suárez Ramirez, Coordinadora del Programa Bibliometro, en donde solicitaba contactar al mencionado artista. Finalmente el encuentro se concretó y ahora estamos ¡todas las Comadrejas invitadas a la inauguración del nuevo Bibliometro!, ubicado en la Estación Vespucio Norte. En esta oportunidad podremos disfrutar de la presentación de Patricio Liberona, quien mostrará un par de cuentos de su última obra "Cuentos Universales Musicalizados".
Este evento que contará con la presencia de la directora de la Dibam, la señora Nivia Palma, se llevará a cabo el día sábado 15 de Diciembre de 2007, a las 11:00 hrs en la estación antes mencionada, y como dijo Cynthia "estás cordialmente invitada tú y todos los que quieran venir".



¡Vamos Comadrejas, a salir de las guaridas y a invadir cada rincón de la última estación!

Los carros, cuando tienen un destino, se van hilando uno a uno. Las locomotoras como agujas de la abuela, van abriendo el surco en este lienzo universal. Desde las ventanas de los trenes las estrellas se ven más cerca.

La Comadreja


El tren para unos cuantos, José Manuel Gómez

Y como regalo para todas las Comadrejas resucitadas (a propósito de estaciones y trenes), el siguiente poema de Jorge Teillier:

LOS TRENES DE LA NOCHE

1
El puente en medio de la noche
blanquea como la osamenta de un buey.
Entre la niebla desgarrada de los sauces
debían aparecer fantasmas,
pero sólo pudimos ver
el fugaz reflejo de los vagones en el río
y las luces harapientas
de las chozas de los areneros.
2
Nos alejamos de la ciudad
balanceándonos junto al viento
en la plataforma del último carro
del tren nocturno.
Pronto amanecerá.
los fríos gritos de los queltehues
despiertan a los pueblos
donde sólo brilla la luz
de un prostíbulo de cara trasnochada.
Pronto amanecerá.
En las ciudades
miles de manos se alargan
para acallar furiosos despertadores.

Pronto amanecerá.
Las estrellas desaparecen
como semillas de girasol
en el buche de los gorriones.
Los tejados palpitan en carne viva
bajo las manos de la mañana.

Y el viento que nos siguió toda la noche
con cantos aprendidos
de torrentes donde no llega el sol,
ahora es ese niño desconocido
que se despierta para saludarnos
desde un cerezo resucitado.

3
Recuerdo la Estación Central
en el atardecer de un día de diciembre.
Me veo apenas con dinero para tomar una cerveza,
despeinado, sediento, inmóvil,
mientras parte el tren en donde viaja una muchacha
que se ha ido diciendo que nunca me querrá,
que se acostaría con cualquiera, menos conmigo,
que ni siquiera me escribirá una carta.
Es en la Estación Central
un sofocante atardecer
de un día de diciembre.

7
El sol apenas tuvo tiempo para despedirse
escribiendo largas frases
con la negra y taciturna sombra
de los vagones de carga abandonados.
y en la profunda tarde sólo se oye
el lamentable susurro
de los cardos resecos.

8
Una estrella nueva
sobre los cercos rotos.
Sobre los cercos rotos de orillas de la línea
a los que vienen a robar tablas este invierno
los habitantes de las poblaciones callampas.

9
Yo hubiese querido ver de nuevo
el pañuelo de campesina pobre
con que amarraste tu cabellera desordenada por el puelche,
tus mejillas partidas por la escarcha
de las duras mañanas del sur,
tu gesto de despedida
en el andén de la pequeña estación,
para no soñar siempre contigo
cuando en la noche de los trenes
mi cara se vuelve hacia esa aldea
que ahogaron las poderosas aguas.

13
Sobre el techo recién pintado de azarcón
de la bodega triguera
enredada en la humareda que deja el tren nocturno
aparece una luna con cara de campesino borracho,
enrojecida por el resplandor de los roces a fuego.

14

Podremos saber
que nada vale más
que la brizna roída por un conejo
o la ortiga creciendo
entre las grietas de los muros.
Pero nunca dejaremos de correr
para acompañar a los niños
a saludar el paso de los trenes.

De "Los trenes de la noche y otros poemas" 1964

La invitación


(Para ampliar la imagen, pichar sobre ella)

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