jueves, 29 de noviembre de 2007

Quien fuera sólo un recuerdo





No sé si te acuerdas
Yo sí,
Las tardes eran frescas
El viento despejaba nuestras dudas
Y la calle recibía pasos apurados resolviendo la amistad.
El hombre cabello oscuro
El hombre bueno desgranando flores para nosotras
No sé si se habrá repetido en tu vida la tierra a los pies
No sé si se habrá repetido la tibieza de aquellos minutos
La brisa, el aroma
El Jacarandá brillando entre sus ramas
Y nuestras risas.
Sólo sé que la micro cambió su recorrido
Como los corazones
Sólo sé que él duerme más cerca de los mares
Como el recuerdo
Sólo sé que hemos llegado a la estación inevitable
La del llamado
Cuando los trenes por fin se detienen
Y desgranan hombres y mujeres despertando
Sólo sé que hemos llegado
A la memoria de las flores sobre el Jacarandá.

María Alicia
(A Viviana)

viernes, 23 de noviembre de 2007

Mujeres que miran a distintos lados



Aída y Azor González Hernandez


Dos mujeres miran a distintos lados.

Una contempla el infinito para atraparlo de un vistazo
Otra transforma con calma el horizonte dibujando
soñados escenarios

Miraron desde que nacieron a distintos lados
Una se contentó con la vetusta mirada que la asisitió en su nacimiento
Otra fijó su primer recuerdo en los ojos ausentes del padre

Con la juventud siguieron mirando a distintos lados
Una se acomodó en la trastienda del hogar
Otra se resistió armando un laborioso juego con el saber

Ya de treinta y tantos ambas mujeres intentaron mirarse y encontrarse
Pero sus miradas siguieron descolgando de algún rincón
la extraña sutileza de las que son hermanas
no tan hermanas

pero amigas al fin y al cabo.


Marcela Sandoval (Klara)
Antología Poética "Benditas Locas" (2003)


Te ruecuerdo Amanda, Víctor Jara

sábado, 17 de noviembre de 2007

BALADA PARA UN LOCO (1969)




Letra: Horacio Ferrer.
Música: Astor Piazzolla.


Las tardecitas de Buenos Aires tiene ese qué sé yo, ¿viste?
Salgo de casa por Arenales, lo de siempre en la calle y en mí,
cuando de repente, detrás de ese árbol, se aparece él,
mezcla rara de penúltimo linyera y de primer polizonte
en el viaje a Venus. Medio melón en la cabeza,
las rayas de la camisa pintadas en la piel,
dos medias suelas clavadas en los pies,
y una banderita de taxi libre en cada mano... Ja...ja...ja...ja...
Parece que sólo yo lo veo, porque él pasa entre la gente
y los maniquíes me guiñan, los semáforos me dan tres luces celestes
y las naranjas del frutero de la esquina me tiran azahares,
y así, medio bailando, medio volando,
se saca el melón, me saluda, me regala una banderita
y me dice adiós.



Ya sé que estoy piantao, piantao, piantao,
no ves que va la luna rodando por Callao
y un coro de astronautas y niños con un vals
me baila alrededor...
Ya sé que estoy piantao, piantao, piantao,
yo miro a Buenos Aires del nido de un gorrión;
y a vos te vi tan triste; vení, volá, sentí,
el loco berretín que tengo para vos.
Loco, loco, loco, cuando anochezca en tu porteña soledad,
por la ribera de tu sábana vendré, con un poema
y un trombón, a desvelar tu corazón.
Loco, loco, loco, como un acróbata demente saltaré,
sobre el abismo de tu escote hasta sentir
que enloquecí tu corazón de libertad, ya vas a ver.


Y así el loco me convida a andar
en su ilusión súper-sport,
y vamos a correr por las cornisas
con una golondrina por motor.
De Vieytes nos aplauden: Viva, viva...
los locos que inventaron el amor;
y un ángel y un soldado y una niña
nos dan un valsecito bailador.
Nos sale a saludar la gente linda
y el loco, pero tuyo, qué sé yo, loco mío,
provoca campanarios con su risa
y al fin, me mira y canta a media voz:




Quereme así, piantao, piantao, piantao...
trepate a esta ternura de loco que hay en mí,
ponete esta peluca de alondra y volá, volá conmigo ya:
vení, quereme así piantao, piantao, piantao,
abrite los amores que vamos a intentar
la trágica locura total de revivir,
vení, volá, vení, tra...lala...lara...


viernes, 16 de noviembre de 2007

La Columna del Reverendo Prelle




Canción para la niña

La niña se esconde
por los días
Besa sus manos como
mordiendo una toalla.
Llora, sí,
como lloran las niñas,
ella viste de vestidos
con girasoles y duendes.
Cuando se disfraza
de adulta
usa collares de perlas
y sombreros gigantescos.
La niña se oculta
tras las puertas
para escuchar
los corazones ajenos

y cuando
te encuentra el alma

te ama

con todas sus agallas de niña.

La niña es un volcán pequeño
sobre un pequeño poblado.

La niña es la niña
es de la casa
y de la villa

es de todos
y mía.

La niña corre
por su pequeño cuerpo
y se choca en aceleraciones.

Ella besa mi mano
cuando duerme.

Italo Prelle Sepúlveda

jueves, 15 de noviembre de 2007

Resistiré




Cuando pierda todas las partidas
Cuando duerma con la soledad
Cuando se me cierren las salidas
Y la noche no me deje en paz

Cuando sienta miedo del silencio
Cuando cueste mantenerse en pie
Cuando se rebelen los recuerdos
Y me pongan contra la pared

Resistiré, erguido frente a todo
Me volveré de hierro para endurecer la piel
Y aunque los vientos de la vida soplen fuerte

Soy como el junco que se dobla,
Pero siempre sigue en pie
Resistiré, para seguir viviendo
Soportaré los golpes y jamás me rendiré
Y aunque los sueños se me rompan en pedazos

Resistiré, resistiré.

Cuando el mundo pierda toda magia
Cuando mi enemigo sea yo
Cuando me apuñale la nostalgia
Y no reconozca ni mi voz

Cuando me aminace la locura
Cuando en mi moneda salga cruz
Cuando el diablo pase la factura
Se alguna vez me faltas tu
Resistiré...
O si alguna vez me faltas tú.

Resistiré, erguido frente...

Dúo Dinámico


La marcha de la bronca




Bronca cuando ríen satisfechos
al haber comprado sus derechos,
Bronca cuando se hacen moralistas
y entran a correr a los artistas,
Bronca cuando a plena luz del día
sacan a pasear su hipocresía,
Bronca de la brava, de la mía,
bronca que se puede recitar,
Para los que toman lo que es nuestro
con el guante de disimular,
Para el que maneja los piolines
de la marioneta general.
Para el que ha marcado las barajas
y recibe siempre la mejor.
Con el as de espadas nos domina
y con el de bastos entra a dar y dar y dar.
¡Marcha! Un, dos...
No puedo ver
tanta mentira organizada
sin responder con voz ronca
mi bronca,
mi bronca.
Bronca porque matan con descaro,
pero nunca nada queda claro.
Bronca porque roba el asaltante,
pero también roba el comerciante.
Bronca porque está prohibido todo,
hasta lo que haré de cualquier modo.
Bronca porque no se paga fianza
si nos encarcelan la esperanza.
Los que mandan tienen este mundo
repodrido y dividido en dos.
Culpa de su afán de conquistarse
por la fuerza o por la explotación.
Bronca, pues entonces, cuando quieren
que me corte el pelo sin razón,
es mejor tener el pelo libre
que la libertad con fijador.
¡Marcha! Un, dos...
No puedo ver
tanta mentira organizada
sin responder con voz ronca
mi bronca,
mi bronca.
Bronca sin fusiles y sin bombas.
Bronca con los dos dedos en Ve.
Bronca que también es esperanza.
Marcha de la bronca y de la fe...

"La marcha de la bronca", 1970
Pedro y Pablo

Marcha de la bronca Buenos Aires Rock

sábado, 10 de noviembre de 2007





MALICIA


Tenías una vida en tu interior

Una manzanita muy eucalipto

Una piña hecha cereza

Tenías una vida en tu interior

Una manzanita muy eucalipto

Una piña hecha cereza

Y una flor convertida en nube.


Todo vuelve a la Pachamama

Y desde ahí volará la estrella

Para comer gratitud con pan.

Para comer gratitud con pan.


Karina Zapata

sábado, 3 de noviembre de 2007

De visita al pueblo de mi hermano



Cógeme,
llévame a los nichos,
hay tanto de qué hablar,
bordea la reja que se propaga por los límites,
siente al oriente deslizar las sombras
que refrescan.

El silencio deambula callejones
con árboles al centro,
mira estrellas maravillosas,
hojas temblando abundantes
y nos saluda escandaloso
donde el viento
se cruza con el sol de mediodía.

Allá mi hermano sentado sobre la piedra.

¿Sabías que los durmientes juegan con tu recuerdo
y el latido de las locomotoras es el mismo
de hace años?

El río pasa más allá de los paltos
y yo sigo sin bajarme de la rama hasta que llegues.

Hoy pasé por la muerte
y me detuve a buscarte,
llevo horas en los andenes
deshojando los años.

Por el norte una nariz de fierro se agiganta.

Coje mi mano que descansa sobre los rieles
no pasaré en vano las estaciones.


María Alicia Pino
(Al cumplirse 27 años de la muerte de mi hermano Peter. (4 de Noviembre de 1980)
Es imposible haber caminado tanto sin tu compañía, es inaudito escribirlo 27 años después. Sólo la noche mantiene las estrellas en el mismo lugar, esta noche es la misma que aquella. Los mismos cometas, las mismas bicicletas, ...yo sé que has de volver)







La bicicleta blanca


Música: Astor Piazzolla
Letra: Horacio Ferrer
(polca/tango)

Lo viste. Seguro que vos también, alguna vez, lo viste: te hablo de ese eterno ciclista solo, tan solo, que repecha las calles por la noche.
Usa las botamangas del pantalón bien metidas en las medias y una boina calzada hasta las orejas, ¿te fijaste? Nadie sabe, no, de dónde cuernos viene, jamás se le conoce a dónde diablos va.
De todos modos, si lo vieras pasar, miralo con mucho Amor: puede que sea, otra vez...

El flaco que tenía la bicicleta blanca;
silbando una polkita cruzaba la ciudad.
Sus ruedas, daban pena: tan chicas y cuadradas
¡que el pobre se enredaba la barba en el pedal!

Llevaba, de manubrio, los cuernos de una cabra.
Atrás, en un carrito, cargaba un pez y un pan.
Jadeando a lo pichicho, trepaba las barrancas,
y él mismo se animaba, gritando al pedalear.

"¡Dale, Dios!... ¡Dale, Dios!...
¡Meté, flaquito corazón!
Vos sabés que ganar
no está en llegar sino en seguir..."

Todos, mientras tanto, en las veredas,
revolcándonos de risa
¡lo aplaudimos a morir!
y él, con unos ojos de novela,
saludaba, agradecía,
y sabía repetir:

"¡Dale, Dios!... ¡Dale, Dios!...
¡Dale con todo, Dale, Dios!..."

Pero cierta noche, su horrible bicicleta con acoplado entró a sembrar una enorme cola fosforescente. ¡Increíble!: los pungas devolvían las billeteras en los colectivos; los poderosos terminaban con el hambre; los ovnis nos revelaban el misterio de la Paz; el Intendente, en persona, rellenaba los pozos de la calle, y hasta yo, pibe, yo que soy las penas, lloré de alegría bailando bajo esa luz la polka del ciclista.

Después, no sé, ¡te juro!, por qué siniestra rabia,
no sé por qué lo hicimos ¡lo hicimos sin querer!,
al flaco, ¡pobre flaco!, de asalto y por la espalda,
su bicicleta blanca le entramos a romper.

Le dimos como en bolsa, sin asco, duro, en grande:
la hicimos mil pedazos... Y, al fin, yo vi que él,
mordiéndose la barba, gritó: "¡Que yo los salve!..."
Miró su bicicleta, sonrió, se fue de a pie.

(Mi viejo Flaco Nuestro que andabas en la Tierra: ¿Cómo no te diste cuentas que no somos ángeles sino hombres y mujeres?)

Flaco,
no te pongas triste,
todo no fue inútil,
no pierdas la fe...
en un cometa con pedales
¡dale que te dale!
yo sé que has de volver...