sábado, 19 de mayo de 2007

Comunión




Inmaculada vida que se transforma en paisajes sonoros
de voces milenarias navegando entre idiomas babilónicos

No espera vivir para morir, no espera morir para vivir

Solamente un Dios le permite caminar en el mar
Solamente un Dios la observa desde los cielos
Solamente un Dios la enterrará en sus tierras

En círculos infinitos se despliega desnuda
Sin padres, hermanos, sin raíces: es aire

Se funde y ríe sobre las arenas invisibles

La madera silenciosa de los árboles la abraza
Y se desliza por sus montañas verdes, infinita

Sus alas de fuego son nubes desplegadas

La luna entre sus manos acaricia el alma, vigilante.
El sol aguarda al final de todos los universos

Perdona a los pecadores porque ellos caminan ciegos

Comulga, secreta y clandestina, con el día, con la noche
Con el cosmos impertérrito, majestuoso y conmovido

Por los parques de la tarde, una dama sin nombre, desaparece

Mariela Ríos Ruiz -Tagle

miércoles, 9 de mayo de 2007

Un poema que se escribe a diario


Stephano Vitale

Si yo perdonara, madre
¿me bendecirías tú?

Si, perdón, yo ven - g - o - a
per donar
Donar me, donar te
A per donar nos
qué de per - dones haría!

bendecir
ben decir
bendecir-me
ven - a - decirme

a - bien - decirme
madre
ven, bien


Nora Muñoz

martes, 1 de mayo de 2007

Un árbol en medio de la casa


Hay un árbol en medio de la casa
Un árbol que flota en el piso como una aparición
Un árbol que jamás creí poder instalar en mi vida,
luces de colores que bailan y sonríen.

Un árbol que transita por nosotros, lleno de sueños y promesas
y cuelga el tiempo que transcurre de un año a otro
repite fosforecencias y aplausos de niños
Y me retorna a ciertos espacios
a una casa con puertas inexistentes
a tardes de pesebres improvisados y manos de niña fabricando sueños
ventanas pequeñas con el barrio y los postes adentro
y parabrisas que resbalan en el crepúsculo

La mano del padre que clavaba y aturdía
llevándonos a la esquina donde el pascuero siempre a destiempo
siempre impredecible
se nos escurría rosetones, papeles envoltorios
y regalos maravillosos que desaparecían
por los rincones de las casas abandonadas

Hay un árbol en medio de la casa
que levanté con mis propias manos
y llené de frutos y rocío
raíces gigantescas que buscan la tierra silenciosa,
el agua primigenia

Hay un árbol en medio de la casa
como aquella casa que hoy no existe
que quedó flotando en el tiempo y la tristeza
en la memoria de la madre que ya ha olvidado
una casa que hoy sólo guarda como testigo
un árbol capa caída ramas desnudas pájaros mudos sentados al borde

Hay un árbol que salió volando
la última navidad con destino incierto
un árbol tras una niña con manos blancas y luces en los dedos
un árbol que recorrió demasiados años
y hoy me encuentra
frondoso y frondosa
y hoy lo encuentro
raíces profundas ramas al aire
y un hijo reclamando un árbol y el amor que lo decora.


María Alicia Pino Pozo